Los últimos días de mi movilidad en Torres Vedras han aunado el trabajo en el centro con el conocimiento del entorno. El jueves se celebró en la escuela el día de la informática, así que todos los departamentos y las especialidades organizaron en el centro exposiciones y actividades relacionadas con los diferentes ámbitos que la informática implica. Los alumnos recibieron a estudiantes más jóvenes y les presentaron el trabajo que están realizando en el centro (programación, diseño de apps, etc.). Todo el centro se ha implicado en ello.
El resto del día lo pasamos conociendo el entorno de la localidad. Visitas a Óbidos, localidad de referencia dentro de las celebraciones literarias, que en estos días celebraba su festival del chocolate (una vez más, alimentar cuerpo y alma). También visitamos la costa donde no cabe sino maravillarse ante la belleza de la naturaleza en este lugar.
El viernes, desde la escuela me instaron a no irme de la localidad sin haber visitado un lugar importante dentro del contexto cultural de Torres Vedras: la casa del Carnaval. El carnaval de Torres Vedras es una institución de la que participa no solo la localidad, sino todo el país. El carnaval de Torres Vedras refleja una idiosincrasia que no se puede desentender de la historia y el modo de ser de esta zona de Portugal. La historia del Carnaval implica entender la evolución de la propia sociedad.
Por la noche asistí al curso de adultos dentro del área competencial de cultura lengua y comunicación, donde se trataban las transformaciones y evoluciones técnicas y su relación con la cultura y el conocimiento. Los alumnos prepararon exposiciones acerca de avances tecnológicos relacionados con la cultura e intentaron plantear los beneficios y perjuicios que han planteado. Tras presentar a sus compañeros se realizó un debate en el que se debía argumentar acerca de las implicaciones de la tecnología en el arte. Fue una clase extraordinariamente productiva y gratificante.
A las once de la noche salgo del agrupamento de escolas Henriques Nogueira con la sensación de haber abierto muchas posibilidades para replantear nuestro planteamiento de la educación de personas adultas y tremendamente satisfecho de la experiencia. Ahora toca aplicar lo aprendido.